sábado, 24 de enero de 2009

Observaciones


“… A Bud le gustaba llevar ropas ceñidas de cuero para marcar los músculos. En una visita anterior a la modería, dos años atrás, había pagado para que le implantasen un montón de ‘sitos’ en los músculos: pequeños bichos, demasiado pequeños para detectarlos, que estimulaban eléctricamente las fibras musculares de Bud con un programa que se suponía maximizaba el volumen. En combinación con la bomba de testosterona insertada en el brazo, era como entrenar en un gimnasio día y noche, sólo que nunca tenía que hacer nada y no sudaba. El único inconveniente era que el montón de pequeños pinchazos le volvían tenso y predispuesto a los espasmos. Se había acostumbrado, pero todavía le causaban una cierta inestabilidad cuando iba en patines, especialmente cuando corría a cien kilómetros por hora por una calle repleta. Pero pocos se metían con Bud, incluso cuando los derribaba en la calle, y después de hoy nadie se volvería a meter con él nunca más.”

Neal Stephenson

La Era del Diamante: manual ilustrado para jovencitas
(Premio Hugo, premio Locus y finalista del premio Nébula, año 1996.

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