jueves, 1 de octubre de 2009

Cuando no hay políticas…

(… vale el análisis de un escritor)


- Política
LatinoAmérica
- Cultura




Estamos convencidos que nuestros lectores ya lo saben. La lectura de la realidad realizada por un escritor puede ser “más política” que cualquier otra.
Tal es el caso de los párrafos que hoy rescatamos.
Y lo hacemos porque necesitamos oxigenarnos de los nombres propios de la corrupción funcional a la miseria en la Argentina, LatinoAmérica, EU, Rusia…
Lo más importante es que lo político no se expresa en ideología, sino en “modalidades”, en puestas en “blanco” de lo que llamamos “políticas”.
Entonces, pongámonos en cuestión y a la vez festejemos las brillantes definiciones de Carlos Motiváis.
Antes lo presentamos:

“Carlos Monsiváis Aceves (Ciudad de México; 4 de mayo de 1938). Es uno de los escritores más importantes del México contemporáneo. Su capacidad crítica, su estatura intelectual y su peculiaridad estilística lo han convertido en una de las voces más reconocibles del panorama cultural hispánico. De igual modo, su omnipresencia en múltiples foros (revistas, mesas redondas, programas de radio y televisión, periódicos, coloquios, museos, películas, antologías, prólogos...) lo ha convertido en una celebridad y en uno de los personajes fundamentales de la Ciudad de México. El escritor Adolfo Castañón, en su ensayo "Un hombre llamado ciudad", lo considera ‘el último escritor público en México’, en el sentido en que no sólo cualquier mexicano lo ha escuchado o leído, sino que todos son capaces de reconocerlo en la calle.” (1)
FF

(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Monsiv%C3%A1is

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En la sociedad de la escasez y la narcocultura
El periodista y ensayista mexicano Carlos Monsiváis… “dice que está naciendo una nueva cultura en América latina, marcada "por el horror del narcotráfico, la desigualdad, la perdida de empleos y por la megacrisis que aún no se sabe cómo y cuándo terminará".
-¿Hay un mensaje desde la cultura latinoamericana para el primer mundo ante la crisis?
-No sé si podríamos dar un mensaje. Me parece que aún no hay, desde América latina, una conciencia colectiva respecto de la crisis, pues recién estamos viendo lo que pasa y lo que va a seguir pasando. Lo que sí noto, sobre todo en los autores jóvenes, es un cambio de temática muy importante a la hora de crear. Por ejemplo, cada vez ocupa más espacio el tema del narcotráfico, que hace cinco o diez años no significaba nada. Pero como el narcotráfico se ha convertido en la pesadilla más atroz de la que tenemos noticias, y como ha devastado todos los tejidos sociales, ya no es posible ignorarlo, pese a que tiempo atrás estas cuestiones eran consideradas vulgares en los sectores dirigentes de la literatura. Algo similar ocurre con la novela histórica, que en México tiene tanto éxito como en la Argentina.
-¿Y ese irrumpir de estas cuestiones en la literatura es una necesidad social o una moda?
-Las dos cosas. La novela histórica es todo un intento de recreación de lo que se ignoraba que se había vivido.
-¿Esta tendencia surge como respuesta a determinado contexto político y social?
-Me parece que se da naturalmente. Se ignoraba todo lo de la de la historia y ahora hay un acercamiento que puede ser visto como una forma de ver la continuidad de las sociedades para dejar de creer en la generación espontánea de los hechos.

-¿Se puede decir que nace una nueva cultura latinoamericana?
-Sí, aunque todavía no sabemos cómo va a ser, sabemos que va a estar marcada por el horror del narcotráfico, por la disminución de las oportunidades, por el desempleo y por esta megacrisis. Y es una nueva cultura, porque ya no está dominada por la ansiedad de una vida próspera, sino por el reconocimiento de la escasez como límite.
-¿Es éste el triunfo de la cultura under, que finalmente ha salido a la luz?
-Desde luego, y en todo esto tiene mucho que ver una parte que podríamos llamar positiva de la globalización. Tiene muchísimo que ver Internet y la libertad de pensamiento que allí se encuentra y que, al darse de una manera tan múltiple, habla de lo que se llamaba la simultaneidad de lo no simultaneo. Mucho de lo que antes era subversivo ya dejó de serlo.
-¿Para transformarse en qué?
-En formas minoritarias de comportamiento que ya no son ilegítimas.
-¿Y esto es positivo?
-Creo que sí. Simplemente lo que ha significado en México la despenalización del aborto es un salto mental extraordinario. Tanto que el arzobispo primado del DF, cuando se aprobó la despenalización del aborto, dijo un tanto candorosamente "no se cayó el cielo", y yo no sé por qué esperaba él que así sucediera. Creo que se está viviendo algo formidable, al mismo tiempo que algo trágico y demoledor.

-¿No suena contradictorio el nacimiento de una nueva cultura con la pérdida de la veta utópica?
-Es una contradicción si uno se fía de lo declarativo. Y me remito al ejemplo de los jóvenes que asisten a las ferias del libro. Van por miles, pero cuando se les pregunta por qué lo hacen, las respuestas no son claras. Entonces, tenemos que la actitud de ellos es muy concreta, pero la decisión de verbalizarla es muy brumosa. De allí que la veta utópica, en estos momentos, no es declarativa. Y también tiene que ver con lo que ellos perciben como el fracaso de las generaciones anteriores y con el miedo a su propia demagogia.
-Si en los 70 la veta utópica fue "la imaginación al poder", ¿cuál debería ser la de hoy?
-La imaginación al empleo.
-¿No suena demasiado pobre?
-No, porque el empleo es el ‘empoderamiento’ de cada persona. Es el principio de tierra firme.

-¿Europa se comporta de la misma manera con América latina?
-No, para nada.
-¿Ni siquiera en el caso de algunas políticas racistas que parecen estar en boga?
-Bueno, está el caso de Berlusconi en Italia. Y las reacciones también han sido débiles, porque si bien esas políticas no son compartidas por la mayoría de la gente, tampoco han sido rechazadas activamente.
-¿Los medios electrónicos juegan un papel importante en el nacimiento de la nueva cultura?
-Mire, Internet es extraordinaria, porque le está permitiendo a una generación crear sus estímulos, sus corrientes interpretativas, sus zonas de "ligue" y todo lo que se pueda imaginar. Internet es el ágora y es también la oportunidad de una sinceridad que no se había conocido.
-¿Usted cree que Internet democratizó la cultura?
-Democratizó la vida social, no sé aún si alcanzó para democratizar la cultura. Su recurrencia, por el momento, es básicamente informativa. Sirve como un complemento pedagógico, pero culturalmente es todavía fragmentaria. Creo que hoy la Red democratiza el consumo de música, que es lo que todos los jóvenes bajan.
-¿Y fundamentalmente es un ámbito de libertad?
-Tiene que serlo. No puede hablarse de libertinaje en Internet sin caer en el conservadurismo. Es una libertad necesariamente desorganizada, muy divertida, aunque todavía no es formativa. Pero de todas maneras, creo que es lo mejor que nos podría haber pasado en este momento.”
> http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1065671

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