domingo, 22 de noviembre de 2009

Lula, la doble moral











- Política LatinoAmericana
- Brasil,
Honduras, Irán

“Aislar a Teherán no sirve de nada", es la advertencia lanzada a la comunidad internacional por el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, quien recibió al mandatario de Irán, Mahmud Ahmadineyad, que ya ha abierto espacios en Hispanoamérica de la mano de Venezuela como un desafío a Washington.
No parece que en esta ocasión para el cuestionado y represivo presidente iraní tenga demasiada importancia la relación con los países de la Alba, de cuya organización el país asiático es observador. Su interés se halla en encontrar el respaldo de un líder respetado, admirado y querido entre los países emergentes, un personaje que lo enlace con la comunidad de naciones en franco ascenso para resistir la presión de los países occidentales que desconfían y no aceptan los resultados de las elecciones fraudulentas de junio y que se oponen frontalmente a la proliferación de armas nucleares, tentación casi irresistible para los fundamentalistas de Teherán.
La cuestionada victoria de Ahmadineyad en los pasados comicios presidenciales y la brutalidad en la represión de las protestas en las calles han generado fisuras en el régimen de los ayatolas, pero, al mismo tiempo, han reforzado un gobierno que internamente se mantiene por favores a grupos de poder. Pero también para subsistir es necesario hacer aliados externos para el mejoramiento de la imagen y para la apertura y el mantenimiento de las relaciones internacionales.


"Aislar a Teherán no sirve para nada". Aislar a Honduras, como ha pregonado y ejecutado el autor de la expresión anterior, ¿ha servido para algo? La doble moral o mejor la inmoralidad suele cubrir la lucha por intereses personales o colectivos.
Irán es una potencia petrolera y aunque no se reconozca, por las buenas o por las malas, pronto pedirá el ingreso al minoritario club de los países con armas nucleares. Nuestro país no tiene esas credenciales, por eso en La Moncloa se traza la política exterior de España en la línea de los intereses comerciales y financieros y en Venezuela hay muchos; en Itamaraty, la agenda está marcada por intereses personales y por los de la potencia continental. Los principios y la democracia son otra historia.
Brasil ha optado por desarrollar un papel de protagonista en la política internacional, en los problemas mundiales, particularmente en Oriente Medio: el diferendo palestino israelí y el conflicto nuclear de Irán. El fraude electoral, santificado y legitimado, así como la represión no son temas, aunque Lula será intermediario para poder lavar un poco el rostro del régimen iraní con la liberación de norteamericanos presos tras las manifestaciones de protesta por el fraude electoral.
Lula ha hecho su jugada, un poco arriesgada, pues podría debilitar la alianza occidental o arrancar de Irán concesiones para ganar tiempo y detener las sanciones, que es lo más probable.”
> http://www.laprensahn.com/Ediciones/2009/11/25/Opinion/Lula-la-doble-moral

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