lunes, 31 de agosto de 2009

¿Hay NK para 10 años más?

(Sobre cómo la oposición no se opone)


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¿Qué pasa con la oposición? ¿Es apenas enunciativa?
Típicamente argentino, el antikirchnerismo se pelea, se divide, y parecen gatos embolsados, pero no peronistas. Así, licua la ingente potencia política ganada en las últimas legislativas y se torna funcional a la “fuerza K”.
Mientras no presente a la sociedad un proyecto serio, que integre a los referentes opositores más conspicuos, Néstor Kirchner se reconvertirá como el candidato a ganar en 2011.
Para este objetivo, además de la oposición, obviamente el oficialismo está trabajando. Por ejemplo, impulsando el control deseado de “lo que se informa” a la población.
Además, sin una potente resistencia, si una aglutinación de fuerzas armonizadora “con todos los sectores”, puede ocurrir lo que dice el siguiente artículo de Durán Barba.
Estemos atentos, también puede pasar algo similar a lo que pide el presidente mexicano Calderón: estaremos obligados a hablar bien de la Argentina. (Ver Llamado a hablar mal de México).

En resumen es como sugerimos en Cristina tiene razón: ganaron. O sea que no está muerto quien pelea.
Así lo entienden NK y sus acólitos.
FF

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“El chavismo y Kirchner

La noche del veintiocho de junio muchos políticos y analistas creyeron que Néstor Kirchner se retiraría de la política, que anticiparía las elecciones presidenciales.

Por Jaime Durán Barba *
La noche del veintiocho de junio muchos políticos y analistas creyeron que Néstor Kirchner se retiraría de la política, que anticiparía las elecciones presidenciales. Los más adictos a la televisión imaginaban a un avión venezolano esperándolo en Ezeiza para conducirlo al exilio. Algunos peronistas salieron a disputar una herencia que no existía y los más díscolos de sus seguidores levantaron la cabeza. Quienes hemos tenido oportunidad de tratar con otros dirigentes latinoamericanos de alto nivel estuvimos en total desacuerdo. Kirchner pertenece a una vieja estirpe de líderes, de los que hay pocos en el continente. Nacieron en la política, vibran con el poder, ven todo desde esa perspectiva. Son como los toros de lidia: embisten hasta el final, no retroceden nunca. Además, Kirchner tiene mucho poder y cuenta con herramientas para seguir en su lucha.
En todos los estudios electorales es el personaje en torno al cual gira la política argentina. Unos lo siguen, otros lo odian, pero es el personaje más mentado. Tiene muchas cartas en su mano y suficiente fuerza para ganar la próxima elección presidencial. Probablemente, la noche de su derrota volvió los ojos a lo que hacen algunos de sus amigos exitosos en Venezuela, Bolivia, Ecuador, y decidió trasplantar a la Argentina un esquema que ha funcionado en esos sitios. En estos días, quienes hemos vivido estas experiencias sentimos que se repiten de manera idéntica en la letra y sobre todo en el espíritu de algunas propuestas legales. Los autoritarismos plebiscitarios surgieron de las urnas pero se convirtieron después en autocracias eternas. En otros países se cree que sus presidentes se quedarán por mucho tiempo. Si el esquema funciona en la Argentina, tendremos a Kirchner para una década más.
Las dictaduras plebiscitarias partieron sojuzgando a la prensa independiente. Todos los totalitarios detestan la libertad de prensa. Empezaron por hacer una ley de medios que recordó a las radioemisoras y a los canales de televisión que las frecuencias pertenecen al Estado y que ellos existen solamente por graciosa concesión de la autoridad. Cada dos años, el Estado evaluará si las usan correctamente y les renovará o no su gracia.

En la práctica, una ley de estas características estatizó todos los medios, les quitó su libertad. El siguiente paso fue el anuncio de un reparto de frecuencias. Un tercio quedará con la burguesía (los periodistas), un tercio irá al gobierno y otro a las organizaciones sociales. Tal vez no se cumpla con la amenaza, pero ayuda a fomentar el terror. A continuación, el gobierno arremetió en contra de El Comercio, el diario más antiguo del país. Ofendió personalmente a una dama intachable que lo dirige, descendiente de una familia de periodistas de tres generaciones. Si doblega a El Comercio, todos los demás periódicos del país quedarán paralizados. La oficina de recaudación de impuestos es otro actor político importante. Acosa a todos los empresarios sospechosos, a empresas vinculadas con los medios o con dirigentes de oposición. El temor crece. Todos tienen cuidado de escribir, hablar, reunirse, pensar.
El sueño de los autócratas es perennizarse en el poder, mientras que la democracia supone la alternabilidad. Para eternizarse, hicieron algunas reformas a la ley electoral.

Las elecciones del 28 de junio pusieron en alerta a Kirchner, que es un político de casta. Si las leyes chavistas y la persecución a los medios dan resultado, se está conformando un escenario semejante al que dio origen a otros autoritarismos. Usando la imagen de una vieja película de Bergman, podríamos decir que “el huevo de la serpiente” está depositado. Hay un plan inteligente que avanza sobre la sociedad conducido por personas que saben lo que hacen. Mientras tanto, algunos de nuestros políticos se dedican a polémicas intrascendentes, a elucubrar si prefieren a Cobos o a Macri y a lanzar candidaturas prematuras que pueden sonar ridículas cuando se instaure un proyecto autoritario de largo aliento.
*Sociólogo y politólogo.
> http://www.perfil.com/contenidos/2009/08/29/noticia_0001.html

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“Llamado a hablar mal de México
Por Denise Dresser *
“Y en los tiempos oscuros, ¿habrá canto?
Sí. Habrá el canto sobre los tiempos oscuros”.
Bertolt Brecht
Hace unos días, el presidente Felipe Calderón criticó a los críticos y convocó a hablar bien de México: “Hablar bien de México, de las ventajas que México tiene… es la manera de construir, precisamente, el futuro del país”. Y de allí, siguiendo su propio exhorto, pasó a congratularse porque la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes aquí es más baja que en Colombia, Brasil, El Salvador o Nueva Orleáns. Las ventajas de México quedarán claras cuando decidamos hablar bien del país, concluyó.Escribo ahora para pedirte —lector o lectora— que hagas exactamente lo contrario a lo que el Presidente exige. Escribo ahora para recordarte que el estoicismo, la resignación, la complicidad, el silencio, y la impasibilidad de tantos explican por qué un país tan majestuoso como México ha sido tan mal gobernado. Es la tarea del ciudadano, como lo apuntaba Gunther Grass, vivir con la boca abierta. Hablar bien de los ríos claros y transparentes, pero hablar mal de los políticos opacos y tramposos; hablar bien de los árboles erguidos y frondosos pero hablar mal de las instituciones torcidas y corrompidas; hablar bien del país pero hablar mal de quienes se lo han embolsado.

Ahora bien, ser un buen ciudadano en México no es una tarea fácil. Implica tolerar los vituperios de quienes te exigen que te pases el alto, cuando insistes en pararte allí. Implica resistir las burlas de quienes te rodean cuando admites que pagas impuestos, porque lo consideras una obligación moral. Lleva con frecuencia a la sensación de desesperación ante el poder omnipresente de los medios, la gerontocracia sindical, los empresarios resistentes al cambio, los empeñados en proteger sus privilegios.

No se trata de desempeñar el papel de quejumbroso y plañidero o erigirse en la Cassandra que nadie quiere oír. No se trata de llevar a cabo una crítica rutinaria, monocromática, predecible. Más bien un buen ciudadano busca mantener vivas las aspiraciones eternas de verdad y justicia en un sistema político que se burla de ellas.

Ser un buen ciudadano en México es una vocación que requiere compromiso y osadía. Es tener el valor de creer en algo profundamente y estar dispuesto a convencer a los demás sobre ello. Es retar de manera continua las medias verdades, la mediocridad, la corrección política, la mendacidad. Es resistir la cooptación. Es vivir produciendo pequeños shocks y terremotos y sacudidas. Vivir generando incomodidad. Vivir en alerta constante. Vivir sin bajar la guardia. Vivir alterando, milímetro tras milímetro, la percepción de la realidad para así cambiarla. Vivir, como lo sugería George Orwell, diciéndoles a los demás lo que no quieren oír.

Pero el ciudadano crítico debe poseer una gran capacidad para resistir las imágenes convencionales, las narrativas oficiales, las justificaciones circuladas por televisoras poderosas o presidentes porristas. La tarea que le toca —te toca— precisamente es la de desenmascarar versiones alternativas y desenterrar lo olvidado… Es una voz que nos recuerda aquello que está escrito en la tumba de Sigmund Freud en Vienna: “la voz de la razón es pequeña pero muy persistente”.…
Ante esa propensión al conformismo te invito a hablar mal de México. A formar parte de los ciudadanos que se rehusan a aceptar la lógica compartida del “por lo menos”. A los que ejercen a cabalidad el oficio de la ciudadanía crítica. A los que alzan un espejo para que un país pueda verse a sí mismo tal y como es. A los que dicen “no”. A los que resisten el uso arbitrario de la autoridad. A los que asumen el reto de la inteligencia
libre. A los que piensan diferente. A los que declaran que el emperador está desnudo. A
los que se involucran en causas y en temas y en movimientos más grandes que sí mismos. A los que en tiempos de grandes disyuntivas éticas no pemanecen neutrales. A los que se niegan a ser espectadores de la injusticia o la estupidez. A los que critican a México porque están cansados de aquello que Carlos Pellicer llamó “el esplendor ausente”. A los que cantan en la oscuridad porque “es la única forma de iluminarla.”

(Cualquier parecido con lo que sugieren los actos del oficialismo en la Argentina no es casual)

* Denise Eugenia Dresser Guerra es una reconocida académica y periodista mexicana, especialista en ciencia política.
> http://reflexioneslibertarias.blogspot.com/2009/08/llamado-hablar-mal-de-mexico-denise.html

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