viernes, 26 de junio de 2009

Tinelli, no sos vos: es el humor









Política y medios

El consenso indica que el “efecto televisión” ha influido de manera bastante importante en la “percepción política pública” de los candidatos a la elección legislativa argentina 2009.
Sin dejar de reconocer que la televisión aún mantiene cierta poderosa influencia en las mentes de las personas, en el caso de Gran Cuñado lo que define su influencia no es el medio sino el discurso: el humor.
Los políticos pueden estar ante las cámaras que se les presenten, pero esto no necesariamente cambia su imagen pública. Sin embargo, un blooper, una “jodita para Tinelli”, algún accidente captado espontáneamente, la concreción de un skecht guionado con humor, produce un sacudimiento (positivo o negativo) en la parcimonia de los votantes. El desinterés en el presente político está en directa relación con el vacío conceptual, programático y emocional con que llegan los candidatos a los electores.
Entonces, lo único que despierta un atractivo es la ridiculización de “esos” que para las personas comunes son “casi desconocidos”, que hay que votar para lo que no se sabe claramente harán.

Todos ponen
La dispersión de votos que al día de hoy se percibe genera un escenario: todos se ponen en contra del oficialismo. Se concretaría lo anunciado en nuestra encuesta: el kirchnerismo mantiene una relativa mayoría y sale debilitado el día después.
Pero “nadie gana” realmente. La sucesión de mal manejo del discurso público, la generación de enemigos (buena estrategia en algún caso), la pérdida del control de la gestión económica y el doble discurso, producen sí que el oficialismo pierda.

Otras voces
Complementando nuestras observaciones, acercamos una nota con la mirada clásica sobre el medio y la posición de algunos consultores.
FF

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“La parodia "Gran Cuñado" desnuda el poder de la TV en los comicios

"¿Qué te pasa ’Clarín’? "Estás nervioso?". Quien vocifera no es el imitador del ex presidente argentino Néstor Kirchner que popularizó el latiguillo en "Gran Cuñado", la parodia televisiva de "Gran Hermano", sino el propio político, a pedido de la gente que se acerca a saludarlo en un barrio pobre del Gran Buenos Aires.La frase que en algún acto exclamó contrariado en contra del diario de mayor circulación del país ahora cobró vida propia y se transformó, gracias a la sátira televisiva, en su tarjeta de presentación popular. También le piden que haga la "escalerita" que ideó su imitador Fredy Villarreal, el gesto de un mimo descendiendo por escalones imaginarios, y Kirchner sonríe…

… Según allegados a De Narváez, su aparición en el programa le valieron dos puntos más de intención de voto cuando le disputa palmo a palmo el triunfo a Kirchner en la provincia de Buenos Aires. El empresario lo sabe y ahora comienza sus discursos proselitistas al grito de "votame", para recibir por respuesta un masivo: "Votate", parafraseando a su imitador.
La propia Presidenta se tienta con exagerar algunos tics que reveló su doble, como los gestos con las manos, cómo se arregla el cabello y otros latiguillos que suele repetir.

Según la consultora Ibarómetro, "Gran Cuñado" influirá en el voto del 15 por ciento de los porteños, un porcentaje nada desdeñable cuando se estima que el 20 por ciento de los votantes no había decidido, a pocos días de los comicios, a quién llevar al Congreso.Pero así como beneficia a algunos, la parodia exagerada perjudica a otros, como el vicepresidente Julio Cobos, cuya imagen en su provincia natal, Mendoza, cayó varios puntos a causa de la caricaturización dubitativa de su personaje.
La analista política Graciela Rmer sostiene que el programa es una "banalización de la política" y tiene un "efecto residual en el voto", aunque admite que "produce un mayor nivel de empatía" con el candidato. "Psicoanalíticamente, lo que me permite este tipo de programas es reírme de aquellos que todo el tiempo se ríen de mí".
"Yo hago un programa de humor. No me planteo ayudar ni perjudicar, sino hacer reír", se defiende Tinelli en una entrevista que dio al diario español "El País". "Dicen que no respeto la investidura presidencial. Claro que respeto a la presidenta, y me río con su doble", asegura.
"La pregunta que tendríamos que hacernos -advierte el analista político Jorge Giacobbe- es por qué el grotesco de los políticos tiene 30 puntos de rating y un programa serio de los políticos tiene 0,4 puntos de rating. ¨A qué tipo de relación hemos llegado los argentinos con los políticos, por qué nos interesa más su absurdo que su costado político?"
> http://www.lasegunda.com/ediciononline/internacional/detalle/index.asp?idnoticia=493067

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